Sin tinta - Sin palabras

 

 

Hoy no tengo palabras, ni fuerzas para defenderme de lo que se me acusa Sr. Juez.

Todo empezó con una ilusión de niño, cuando mis padres empezaron a decirme:

"Hijo, Tú serás diferente al resto, serás capaz de cambiar al mundo con tan solo una palabra".

Pasaron los años y creí haber adquirido ese poder, el DON de la palabra.

Hoy me doy cuenta que nada es cierto, me dediqué al Teatro, especialmente al MIMO,

y me cuesta tanto hablar de lo que siento, me cuesta aceptar que me enamoré cual niño,

no tengo los cojones o las hagallas para revelarlo, quizá por miedo a perder, quizá por miedo al éxito

o simplemente ... miedo a Ella.

Alguien hace poco me preguntó: " De ella? ...por qué?

A lo que respondí ( pensando en aquella pelicula de los Hermanos Primera) :

"Uno no escoge de quien se enamora... pasa y listo".

Todo esto me dió mucho que pensar, en el camino andado, lo que guarde en el recoveco de mis recuerdos, lo lacayo que fuí con algunas personas ( A quienes pido disculpas ahora).

Para mí esto no es nada fácil, recordar parte de mi infancia efímera hace que me siente en aquella silla giratoria gris de mi oficina y me ponga a pensar si realmente vale la pena.

Quizá en mi defensa deba seguir callando, aunque eso me lleve preso por muchos años, salvo que me dé una señal de que esto si vale la pena realmente.

Confieso que no la conozco mucho, solo el distrito en el que vive, a que se dedica, asi como su primer nombre y apellido , que tiene absoluta desconfianza con todo aquel hombre que la pretende, supongo que se debe a una mala experiencia con alguien de mi especie.

En mi defensa también debo aclarar que soy diferente, digamos que estoy en peligro de extinción, me refugio en relatos, poemas, o cualquier cosa que se asemeje para ser el mismo de antes, tener la misma escencia, los mismos sueños, las mismas carencias, aunque eso implique no tenerla nunca en mis brazos.